Si tienes más de 30 años te acordarás de este mítico ordenador (bueno, mejor decir teclado) que se conectaba a la televisión y tenía una unidad de cassette incrustada en el lado derecho. Muchos fuimos los que a través de este teclado, hicimos nuestros primeros pinitos en programación y en el mundo de los videojuegos.
El Spectrum, como se conoce coloquialmente, es un teclado que hacía las veces de un ordenador, conectándolo a la televisión y a la corriente eléctrica mediante una fuente de alimentación. Consta de 8 bits y salió a la venta en 1982 hasta principios de los años 90. Mediante un simple menú de cuatro opciones, podías programar mediante un editor de BASIC, línea a línea de código para después poder ejecutar el programa.
Por aquella época los ordenadores personales eran casi inalcanzables económicamente para casi cualquier familia, ya que su precio rondaba las 200.000 pesetas de la época. Sin embargo, el precio del Spectrum era bastante asequible, ya que su precio era de 40.000 pesetas, hoy en día unos 250 euros. Por este motivo se convirtió en el rey de la informática del salón de casa.
Hay que reconocer que, el Spectrum era un ordenador un poco limitado. Contaba con un procesador Zilog Z80 que funcionaba a 3.5 MHz, y sólo contaba con 48 Kb de memoria RAM. El soporte magnético que lo acompañaba, eran las típicas cintas de cassette (de música), las cuales daban muchos errores de lectura y de carga.
Famosos eran sus tiempos de carga de cualquier programa o juego, llegando a tardar algunos más de una hora en cargar.
Como cualquier ordenador, el Spectrum también tenía sus periféricos, como joysticks, ratones, impresoras, unidades de discos, etcétera.
A principios de los años 90, las ventas del Spectrum comenzaron a descender, y es que habían llegado al mercado para quedarse, las consolas de 16 bits (Mega Drive y SNES). Estas consolas ofrecían al usuario una forma cómoda de acceder a los juegos sin necesidad de largas cargas, con lo que en 1992 Amstrad dejaría de fabricar cualquier modelo de Spectrum.
